Claves de Comunicación Política, libros que deberías leer "De los Medios a las Mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía" de  Jesús Martín Barbero (1987)
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11 09 2020

Claves de Comunicación Política, libros que deberías leer "De los Medios a las Mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía" de  Jesús Martín Barbero (1987)

Editado por Gustavo Gili de Barcelona, el autor radicado en Cali (Colombia) aunque nacido en España, Jesús Martín Barbero es uno de los autores que más aportó para  abrir una tradición de estudios de comunicación y cultura que nos parece sumamente interesante ya que nos aporta miradas y herramientas más cercanas a nuestras tradiciones y realidades. 

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Recomendamos también el E- Book  https://ddd.uab.cat/record/183016  que da cuenta del contexto, los antecedentes y las consecuencias que la obra abrió en el mundo de la comunicación política. 

Durante 2017 se cumplieron 30 años de la edición de la obra “De los medios a las mediaciones. Comunicación, Cultura y Hegemonía” y significa un nuevo punto de partida: comenzar a pensar y a actuar desde el marco interpretativo del receptor, comenzar a pensar no tanto en los grandes medios sino en la cultura popular, en los discursos y significantes que nacen de abajo hacia arriba, a contemplar no tanto en mensaje sino las condiciones de resistencias y disputas que se dan sobre el sentido que se le asignan a las palabras y las historias.

Hay una narrativa posible desde la producción cultural de las clases subalternas, hay en los murales, en las paredes, en los grafitis,  en las asambleas de trabajadores as, en las organizaciones sociales y ciudadanas una producción comunicacional que busca transformarse en una estrategia. Hay poder allí, hay palabra, hay tensión con el discurso oficial de las élites.

Entre los mass media, entre los medios de comunicación tradicionales y que parecía que todo lo podían, irrumpe la tesis de Martín Jesús Barbero: lo importante no son los medios lo importante son las mediaciones, lo que pasa entre “la gente” y “los medios”, hay ruido, hay tensión hay resignificación de mensajes y hay por lo tanto a nuestro criterio un intento de encuadrar distinto.

“Ningún pibe nace chorro”, significantes que expresan que la comunicación como proceso es más rico y complejo que los medios en sí. “Hay que matar a todos los chorros” responde el encuadre de los sectores más pudientes. En un lugar la vida, la posibilidad de ser otra cosa, de progresar, en otro lado la muerte y el exterminio físico pero también simbólico y social: se es pobre por falta de actitud, por ausencia de mérito.

“Sin Internet no se puede estudiar” reza otro magnifico cartel en algún barrio en medio de la Pandemia de Covid 19; las demandas objetivas pero también los significantes que se abren y reproducen desde un lugar comunicacional que no son los grandes medios y que las redes sociales por propia lógica están ayudando a reproducir y en algunos casos a viralizar.

En las resistencias, en las fiestas populares, en los diálogos informales y cotidianos de los barrios, en los jóvenes en plazas “tirando” rimas, hay un valor comunicacional fenomenal, ya no se trata solo de meter el hashtag correcto o la entrevista en el “prime time” televisivo se trata de como generar una narrativa desde los movimientos nacionales y populares que pueda nutrirse de esos discursos populares puesto que si así lo genera podrán los actores, los ciudadanos de a pie sentirse parte de una epopeya que los incluye, de un desafio que no es podestad de algún dirigente o expresión partidaria sino parte de una construcción colectiva.

Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared.

La tribu de mi calle.

La banda de mi calle.

Letra de Eduardo Beilinson / Carlos Alberto Solari. Los Redondos, ejemplo palpable de fiesta popular, de mediación cultural. Que dicen los pares, que dicen los cercanos, ahí también una narrativa.

Barbero lo expresa así  “… descubro lo político yéndome con mis alumnos a las plazas, al mercado o a los cementerios, a ver que pasa allá, a reconocer la vitalidad popular en una plaza de mercado, la vitalidad popular en un cementerio donde los sujetos populares son los protagonistas y donde ellos son dueños de su relato, de su cuento. Ahí hice conciencia que lo que hay que aprender es lo que realmente la gente quería ver, lo que realmente la gente quería sentir, y por eso no es un asunto instrumental, sino de mediaciones que se expresan en el idioma de la gente común”, bastante claro ¿no?.

En la misma entrevista en resalta “La intención no era tanto entender la radio o la televisión, era entender lo que la gente hacía con lo que ve y con lo que oye, eso era lo que había que investigar; lo que hacia la gente con eso, para qué le servía, en qué les ayudaba, de qué maldecían. Esto fue desde el principio, otra vez mucho más el proceso que el objeto, ó sea por qué les gustaba esto y no les gustaba esto otro. Sin querer queriendo me encontré sentándome a ver la televisión con la gente y esto partió mi vida en dos, escuchar lo que la gente decía mientras veían las telenovelas cambió mi mente porque lo que hay en la telenovela es la vida de ellos, ya que son los únicos programas que se parecían a ellos… eran igual de feos, igual de charlatanes, este fue mi descubrimiento. El asunto era “ver con los otros” que es lo que he hecho toda la vida, he intentado ver lo que ven los otros, no lo que veo yo”. Los dos párrafos precedentes se encuentran a una entrevista al autor por Omar Rincón,

 Programa de Medios – Américas Latina – Fundación Friedrich Ebert (2017, Bogotá).

Escucha activa. Claro, ni más ni menos que escucha activa, empatía, colocarse en el lugar del otro entender lo que siente (emociones), lo que dice (lenguaje) y lo que desea (significantes) para desde allí pensar la práctica política comunicacional.

La cultura como expresión posible de lo popular, el lenguaje como expresión de lo político y los medios de comunicación como la industria (en nuestros días se agrega redes sociales) son en definitiva un proceso de tensión y retroalimentación donde lo popular tiene mucho para dar y lejos del esquema simplista y de cierto desprecio de las ideas academicistas sobre todo de las izquierdas no reproduce linealmente los contenidos que consume sino que en todo caso los re interpreta a la vez que también va construyendo de manera orgánica su propia narrativa.

Encontrar esa narrativa, interprelarla, mezclarla con la acción comunicación política, es la posibilidad que nos permite y que nos enseña esta visión. Generar o buscar los significantes de lo popular para tomarlos en la gesta colectiva de ampliar los márgenes formales de la democracia tanto en su aspecto de derechos materiales como simbólicos. 

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