Nada garantiza que Biden sea bueno para América Latina
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2 12 2020

Nada garantiza que Biden sea bueno para América Latina

El pasado 3 de noviembre, Joseph Robinette Biden Jr., más conocido por “Joe Biden” ganó una de las elecciones más importantes de la última década. 

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Escrito por: Patricio Boda

Para empezar cabe hacer la pregunta, ¿Porqué se consideran tan importantes estas últimas elecciones en Estados Unidos? Como primera respuesta vemos que el año 2020 fue atravesado íntegramente a nivel global por el COVID-19. Lo cual cambió todo el escenario geopolítico internacional, la economía y puso en absoluta crisis al capitalismo salvaje de las principales potencias del mundo. Palabras como solidaridad, intervención del Estado, empatía, entre otras, hicieron que se empiece a replantear el rol real del Estado en la comunidad  y particularmente en salud.

Pero la expectativa que se generó fue quizás potenciada por el horror generado por el todavía presindente Donald Trump, con su lenguaje motivado por el odio, por su defensa a las extremas derechas con especial énfasis en la supremacía blanca y porque nunca trató de frenar el violento racismo de grupos minoritarios pero con gran influencia, ni a las expresiones más nefastas elitistas de los Estados Unidos. 

No está mal decir que Biden no fue una pieza de unidad, si no que fue Trump, el candidato de los republicanos, quien los puso a todos del mismo lado de la mecha.
Si analizamos las expresiones demócratas que pujaban por la candidatura presidencial, en principio, la de Biden no parecía la mejor opción, con sus postulados, medidas y criterios a encarar contra Trump que hasta febrero parecía imparable. Y otra vez es válida la pregunta: ¿Cómo logró llegar a ganar la interna Demócrata? Nuevamente el COVID-19 es la respuesta. Tal fue el efecto que tuvo la pandemia que había 7 candidatos, de los cuales se terminó definiendo entre tres “Dems” (como se conococen por su denominación en inglés a los partidarios por los Demócratas), Elizabeth Warren, que salió en tercer lugar, Bernie Sandres que quedó segundo y el triunfante Joe Biden. Sander era una opción certera, y tenía el mayor apoyo popular en las primeras encuestas, pero la realidad de su delicada salud hizo que se terminara de elegir a Biden como el contrincante para enfrentar a Mr. President.

Ahora, con las elecciones ya definidas, el presidente electo empezó a anunciar su gabinete y a dar señales de cómo será sus parámetros de gestión: 

El primer detalle a destacar es que en las elecciones ganadas por Biden y Kamala Harrys, como cabezas de la fórmula demócrata, representan un triunfo para las mujeres. Se podría decir que las mujeres serán las más ganadoras en esta transición. Van a estar en los principales puestos del gobierno como el Departamento del Tesoro, o el área de comunicación donde Biden señaló: "Me enorgullece anunciar hoy el primer equipo de comunicaciones de alto nivel de la Casa Blanca compuesto en su totalidad por mujeres. Estas comunicadoras calificadas y experimentadas aportan diversas perspectivas a su trabajo y un compromiso compartido para reconstruir este país, este grupo de mujeres expresan el compromiso de la nueva administración para construir una Casa Blanca que refleje lo mejor de la nación”.

En cuanto a las principales áreas de gobierno, en un breve repaso se destacan:

•    Secretario de Estado: Anthony Blinken. Muy cercano a Biden desde hace muchos años. Fue número dos de esa repartición en la gestión de Barack Obama. Podría decirse que es un europacentrista. En su adolescencia estudió en Francia donde vivió varios años. Se graduó en Harvard y en Columbia. Un cuadro del partido democrata. 
•    Secretaria de Prensa: Jennifer Rene "Jen" Psaki. Directora de comunicaciones de la Casa Blanca entre 2015 y enero de 2017. Anteriormente se desempeñó como portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y se ha participado en varios puestos de prensa y comunicaciones de la presidencia de Obama.
•    Secretario de Seguridad Nacional: Alejandro Mayorkas. Abogado de 60 años nacido en La Habana, Mayorkas dirigió los Servicios de Ciudadanía e Inmigración y luego fue vicesecretario de Seguridad Nacional durante la presidencia de Obama. Era el principal candidato para la cartera y fue clave en el acuerdo de entendimiento entre Estados Unidos y Cuba a partir de 2014. Dicho acuerdo fue desmantelado por  Trump en 2017.
•    Asesor de Seguridad Nacional: Jake Sullivan. Con sus 44 años, será la persona más joven en ocupar el cargo desde McGeorge Bundy, quien tenía 41 cuando lo hizo durante la presidencia de John F. Kennedy.
•    Embajadora ante las Naciones Unidas: Linda Thomas-Greenfield. Es una diplomática con 35 años de experiencia. Ha ocupado distintos cargos alrededor del mundo, siendo la principal representante del país norteamericano en Suiza, Pakistan, Kenia, Gambia, Nigeria y Jamaica.
•    Delegado especial para el medioambiente: John Kerry. Fue senador por Massachusetts y candidato presidencial demócrata en 2004 (cayó derrotado frente a George W. Bush). De 2013 a 2017 ocupó el cargo de secretario de Estado de Obama tras la salida de Hillary Clinton. La designación de Kerry como enviado especial para el Medio Ambiente es una señal clara del objetivo de Biden de elevar el tema del cambio climático bajo su administración, revirtiendo las políticas de  Trump que tanta controversia levantaron en su país y en el mundo.
•    Subsecretario del Tesoro: Adewale «Wally» Adeyemo. Nacido en Nigeria, es el primer afroamericano en ocupar esa responsabilidad y actualmente se desempeña como presidente de la Fundación Obama. Adeyemo trabajó durante el Gobierno de Obama como asesor económico internacional sénior del presidente. También se desempeñó como asesor adjunto de Seguridad Nacional, subdirector del Consejo Económico Nacional, primer jefe de personal de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor y asesor sénior y subjefe de personal en el Departamento de Hacienda.
•    Secretario Social: Carlos Elizondo. Fue asistente especial del presidente y secretario social de los Biden durante los ocho años de la administración de Obama. Será el primer hispanoamericano designado para este puesto. Durante la administración Clinton, sirvió tanto en la Casa Blanca como en la Oficina del Jefe de Protocolo de Estados Unidos.
•    Directora de Inteligencia Nacional: Avril Haines. De 51 años, fue directora adjunta de la CIA entre 2013 y 2015, durante la segunda presidencia de Obama. Luego reemplazó a Blinken como Asesora de Seguridad Nacional hasta el final del mandato demócrata.

De esta forma, se empieza a ver una clara señal hacia donde quiere ir Biden con su gabinete y gestión. Heterogeneo con gran experiencia en gestión, la mayoría de las personas que empienzan a ocupar sus cargos estuvieron en esa repartición, siendo segundos o con muchos años de experiencia para conocer a la perfección el funcionamiento de la misma. 

Todavía no está la designación para presidir la “Subsecretaría de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos”, para ver qué relación espera generar con esa parte del mundo y en especial con Latinoamérica. Dos de sus principales asesores para nuestra región son Juan González y Daniel Erikson, en breve se sabrá si de ellos salen los nombres para manejar dicha cartera.

De todas formas, personas cercanas a Biden afirman que tendrá una agenda positiva para la región, centrándose en la cooperación en temas como la lucha contra la pandemia del Covid-19 y el cambio climático, mientras que Trump había tenido una agenda negativa centrada en la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.

Biden hizo trece viajes a América Latina como vicepresidente del gobierno de  Obama entre 2009 y 2016. También ayudó a convencer al Congreso estadounidense de aprobar un paquete de ayuda de 750 millones de dólares para la región.
De hecho, Biden era el máximo encargado de las relaciones con América Latina del gobierno de Obama, mientras que el exsecretario de Estado, John Kerry, lidiaba con asuntos de Medio Oriente y Asia.

Con base en su experiencia en Centroamérica, Biden y su equipo de asesores de política exterior han diseñado planes para la región que son tanto un repudio al enfoque duro de Trump como un intento de resucitar las iniciativas de la era de Obama.

Biden y su grupo de expertos, que incluye a inmigrantes latinoamericanos, dicen que adoptarán un enfoque más amplio sobre el problema de la inmigración, y para la región en general. También dicen que abordarán la pobreza y la violencia, las causas fundamentales de la migración y la inestabilidad, impulsando la lucha contra la corrupción e invirtiendo en la creación de empleos y la mejora de la gobernanza.

En este sentido, propone un paquete de ayuda de 4.000 millones de dólares para Centroamérica con el fin de atender muchas de las causas de la migración no autorizada y ayudar a apaciguar un tema intocable de la política estadounidense.

“De todos los lugares en crisis en el mundo, llegué a creer que Centroamérica tenía la mejor oportunidad”, escribió el nuevo presudente en sus memorias “Promise Me, Dad”. 

 “El vicepresidente cree que Estados Unidos debe operar con respeto mutuo y un sentido de la responsabilidad compartida”, sostuvo el recién confirmado Jake Sullivan. Es decir, Una Casa Blanca de Biden funcionaría mejor mediante la persuasión que la imposición.

 “Durante mucho tiempo, Estados Unidos ha sido visto en la región como un “matón que le impone sus políticas a los países más pequeños”, indicó Biden en su libro.

Según sus asesores, también buscarán fomentar la unión en torno a un compromiso para desacelerar el calentamiento global, un imperativo que ya ha causado conflicto con Brasil, uno de los actores más relevantes en políticas ambientales.

En el marco de estas señales que empieza a dar Biden, Alberto Fernández conversó telefónicamente durante 35 minutos con su par norteamericano, y quedaron en trabajar juntos para frenar el cambio climático, la pobreza y la crisis económica por la que pasa nuestro continente. 

Un actor principal es el Papa Francisco. Biden, católico practicante, tiene como referencia al Sumo Pontífice por la lucha que lleva contra los mismo temas en que se pusieron de acuerdo los dos presidentes.
 
Todo está por empezar y cada gesto, señal y movimiento cuentan.  El llamado entre Biden y Alberto empieza a mostrar un nuevo escenario latinoamericano, que marque un punto de partida a la nueva epopeya de la Patria Grande libre, justa y soberana.
 

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