31 08 2024
#1 Dejar de ser cohibido en las decisiones
Cuando comencé, me costaba horrores tomar una decisión - especialmente económica - que yo creyera que tenía mucho riesgo.
Me dejaba llevar demasiado por los pensamientos negativos y catastrofistas.
Pero conforme ha ido pasando el tiempo, he notado una relación directa entre asumir mi parte de responsabilidad en cada inversión y cosa que hago. No miro nada como un "vida o muerte" sino como «si creo que esto puede acercarme al sitio donde quiero estar, voy a hacerlo y haré todo lo posible porque funcione».
Asumir y familiarizarme con que todo lo que haces conlleva un riesgo ha sido parte del crecimiento también.
#2 Convertirme en el cliente que quiero tener
Siempre digo que el tipo de comprador que seas define también el tipo de vendedor que eres.
Es decir, si no eres capaz de valorar la calidad en las cosas que compras o contratas, si no valoras el tiempo ni el criterio de los demás, si eres un tacaño de mierda y si no eres capaz de buscar lo mejor para ti...
¿Cómo crees que vas a ser capaz de vender productos o servicios high ticket a clientes de una calidad suprema?
Es imposible porque uno como vendedor atrae a los clientes que se merece.
Para mí, invertir 12.000 euros en una formación fue el punto de inflexión que me cambió interiormente sobre cómo vender ofertas premium.
Entendí el proceso por el que pasa un cliente, qué sentimientos y emociones siente, qué dudas surgen y qué necesita para tomar la decisión y dar el paso.
Lógicamente eso hace que yo pueda tenerlo en cuenta cada vez que vendo algo premium también.
#3 Menos cursos y más acompañamiento
La mayor parte de mi crecimiento viene sin duda por dejar de comprar más y más cursos (acumular información) y enfocarme más en estar con mentores que vayan de la mano conmigo, que se preocupen de verdad por mi crecimiento y que me aporten CLARIDAD.
Sin claridad en el mundo de los negocios no haces nada.
Así que aprovecho al máximo el tiempo y el soporte que tengo con ellos.
Y cada vez que puedo y me hace falta...
Me encanta invertir con las personas que me despejan las dudas y me allanan el camino.
Lo mismo que trato de hacer yo con todos los alumnos y clientes.
#4 Pasar de pensar en tácticas
Otro de mis grandes cambios ha sido olvidarme de querer saber más y más tácticas, técnicas, trucos y todo el aspecto micro del marketing, y centrarme al 90% en aprender e interiorizar los fundamentos y pensamiento estratégico de todo lo que hago.
Por muy especialista que seas en la parte táctica de tu trabajo o tu negocio...
Si no has construido eso sobre los cimientos sólidos de los principios y la estrategia, estás condenado a estancarte.
No digo que la táctica no sea buena o no sirva.
Al contrario.
Tiene su momento y su espacio.
Lo que digo es que la táctica sirve para mejorar la ejecución, y la estrategia y los principios sirven para la planificación y para resolver problemas.
Entonces, gana claridad y dirección con la estrategia y luego sé bueno en la ejecución con las tácticas porque así tus resultados potenciales serán mucho mayores.
#5 Las piedras son el camino
Hay una frase de una canción de Rafael Lechowski que dice así:
«... Y no temas por las piedras del camino, amigo mío,
pues las piedras del camino son el camino en sí».
Nunca tuvo tanta relevancia esa frase como lo tiene ahora.
Parece que siempre vivimos obsesionados por conseguir llegar al destino.
Y no estamos dispuestos a enfrentarnos a los retos, a las caídas, a los fracasos, los errores y los miedos.
Lo que debes saber es que no hay destino sin camino.
Y no hay camino sin piedras.
Enamórate del proceso que estás siguiendo.
Cuando llegas a conseguir las cosas que quieres, esa alegría dura muy poco, pronto todo se normaliza, así que ten siempre un camino en mente que quieras recorrer.
Bien, esto fue un poco el resumen de lo que contesté a esa pregunta.
Espero que a alguien le sirva.
Disfruta de tu fin de semana,
Iván Orange.